lunes, 2 de mayo de 2011

Me iré, lejos, muy lejos, pero siempre te llevaré conmigo, te lo prometo. Cuando sea una viejecita arrugada felizmente casada con el hombre de mi vida, de vez en cuando, entre mis recuerdos de tiempos mejores aparecerá tu cara, y sonreiré mucho, mientras el viejecito arrugado de al lado refunfuñará "vaya mujer, después de 60 años pensando todavía en el rubio que se llevó la mitad de su corazón". "



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